Los animales juegan, no solo los divertidos delfines, o las mascotas como gatos o perros. Los animales, vertebrados e invertebrados juegan, se han documentado comportamientos como juegos en tortugas, hormigas o cocodrilos [1].
¿Pero qué es juego? Gordon M. Burghardt en “The Genesis of Animal Play: Testing the limits” pone de manifiesto la dificultad de definir que es juego, puesto que las conductas jugetonas son características de cada especie. Sin embargo, se aventura con la siguiente definición
“El juego es una actividad repetitiva, no funcional, que se diferencia de otras actividades estructuradas, contextualizadas o propias de la especie, en que se inicia de forma voluntaria, cuando el individuo o individuos se encuentran en un ambiente relajado o de bajo estrés".
El juego es una actividad de importancia principalmente en la infancia y la juventud. Se considera que los individuos en la infancia y juventud son los que más crean y necesitan oportunidades de juego.
Uno de los estudios principales acerca de la importancia del juego en los humanos, de Johan Huizinga identificó el juego como una de las actvidades principales para el bienestar social. En términos evolutivos claramente el juego debe tener una función preponderante, considerando el costo de tiempo, energía y los riesgos de accidentes o vulnerabilidad ante predadores [2].
El juego es una actvidad de disfrute y recreación. Sin embargo a pesar de que el juego parece no tener un propósito práctico o intencional, es evidente que jugar es importante para el desarrollo. Independiente de conceptos o definiciones acerca de los propósitos o tipos de juego, es indispensable recordar que el juego (o actividades de entretención y tiempo libre en adolescentes) son indispensables para el buen desarrollo físico, social, emocional y cognitivo de niños y jovenes [3].
Durante el juego se desarrollan la creatividad, imaginación, destreza física y cognitiva, así como habilidades emocionales. Durante el juego los niños desarrollan habilidades como autoconfianza, autoconocimiento y resiliencia, que les ayudarán a hacer frente a los desafíos futuros de la edad adulta [2].
El juego espontáneo, no estructurado, ni dirigido por adultos permite a los niños trabajar habilidades de trabajo en grupo, compartir, negociar, resolver conflictos, tolerancia a la frustración, argumentación, entre otras. Cuando permitimos que los niños piensen, construyan y desarrollen sus propios juegos esto les permite construir habilidades como toma de decisiones, conocer su ritmo de trabajo, descubrir sus áreas de interés, procesar situaciones y emociones de forma constructiva, tolerancia a la frustración, respeto a las diferencias, etc [2].
Desafortunadamente en el ambiente escolar su uso parece estar restringido a la educación parvularia. Es relevante la motivación del equipo docente en la introducción de juegos como herramientas y recursos pedagógicos. Numerosos expertos a nivel internacional señalan que los juegos en la sala de clases aumentan la motivación, el interés y el nivel de concentración de los estudiantes[4]. El juego usado intencionalmente en el proceso de aprendizaje permite aumentar la motivación, la concentración y desarrollar una batería de habilidades cognitivas y no cognitivas.
En la Casa de Estudios Lernen el juego es una actividad principal en el proceso de aprendizaje. Bajo la premisa que todos los juegos son educativos, nuestros niños aprenden los colores o los números jugando al Ludo, verduras o frutas en alemán o inglés, o en educación básica se aprenden jugando al memory o domino. Durante nuestras clases de educación física no solo trabajamos la coordinación o las habilidades motoras, también trabajamos habilidades blandas como la cooperación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, o habilidades cognitivas en matemáticas, lenguaje o ciencias sociales. En la situación actual de clases remotas y escuela en casa, el juego ha sido una de nuestras actividades principales para mantener la conexión emocional y social con nuestros estudiantes.
Referencias:
[1] Burghardt, G. M. (2005).The genesis of animal play: Testing the limits. Cambridge, MA: MIT Press, Bradford Books
[2] Ginsburg, K. R et. al (2007). The importance of play in promoting healthy child development and maintaining strong parent-child bonds.Pediatrics. 119(1):182-191.
[3] Nijhof S. L et. al (2018). Healthy play, better coping: The importance of play for the development of children in health and disease.NeurosciBiobehavRev. 95:421-429.
[4] Observatorio del Juego (https://www.observatoriodeljuego.cl)
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