¿Una alternativa a qué?
La educación alternativa se entiende como una forma de educar que se contrapone a la educación convencional (o formal), a esa escuela rígida, del discurso frontal, centrada en el adulto, en donde el aprendiz es un sujeto pasivo.
Existen muchas propuestas (y apuestas) de educación alternativa, cada una de ellas busca responder a aquello que más nos incomoda o nos frustra al interior de la escuela formal. No todos los espacios educativos alternativos tienen las mismas líneas, objetivos o anhelos.
La apuesta es por una educación más respetuosa, centrada en nuestros aprendices, en donde el centro no sean los contenidos, sino las habilidades.
En la búsqueda por una nueva forma de aprender y de enseñar se van descubriendo valiosas lecciones. ¿Cómo incentivar el aprendizaje colaborativo?, ¿Qué herramientas necesitan nuestros aprendices para ser progresivamente más autónomos?,¿Cómo mantenemos el entusiasmo, la perseverancia y la curiosidad de nuestros aprendices?.
Explorando estas preguntas, en nuestro espacio educativo hemos ido incorporando paso a paso dinámicas que nos ayudan a incentivar la colaboración sobre la competencia. Aquí ha jugado un papel esencial la actividad física, como herramienta para cultivar actitudes de liderazgo, trabajo en equipo y pensamiento estratégico.
Al incorporar herramientas de educación emocional, hemos conseguido mantener el entusiasmo y el interés por aprender, mucho más relevante durante la educación remota.
La autonomía la vamos construyendo al empoderar y poner en un papel protagónico a nuestros aprendices. Semana a semana cada nivel tiene unas metas de aprendizaje, de exploración de conceptos, de relacionar lo que ya sabemos con lo nuevo a aprender. Es así como en nuestras aulas remotas hemos escrito hermosos poemas, descubierto que se dió un tsunami lacustre, construido ecoladrillos, seguido instrucciones cocinando ricas cocadas y lo más importante de todo: hemos mantenido encendida la llama de la curiosidad.
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